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Errores que sumergen tus metas al olvido infinito.

Como seres humanos buscamos de alguna manera justificar o culpar a algo o alguien al no poder cumplir con alguna meta propuesta. Por eso te comparto los errores comunes que utilizamos cuando no tenemos las estrategias adecuadas para cumplir nuestro propósito.



Error #1: No tengo Fuerza de Voluntad.


La fuerza de voluntad es la capacidad propia para controlar nuestros impulsos y nuestras

conductas. Tiene las siguientes características:


1. Todos los seres humanos la tenemos, porque sino nos llevaríamos exclusivamente de

nuestros impulsos.


2. Está relacionada con la motivación, autoestima, tolerancia a la frustración, y creencias relacionadas al fracaso o éxito.


3. Está muy relacionada con la energía mental, si estás agotado te expondrás más a no

lograr tu meta.


4. Podemos entrenar nuestra fuerza de voluntad.


Si intentas cambiar tus hábitos confiando únicamente en tu fuerza de voluntad, es normal que falles. ¿Por qué? Porque tu fuerza de voluntad se desgasta si no está entrenada y si ese es tu caso es porque no has decidido tomar acción.


Probablemente te verás en un círculo vicioso de intentos y fracasos, creyendo ciegamente que la fuerza de voluntad es lo único que necesitas para lograr cambiar. Déjame sacarte de ese error que la mayoría de personas creen. Solo con una estrategia adecuada puedes lograr cambiar tus hábitos al mismo tiempo que entrenas tu fuerza de voluntad.

¿Cuántas veces has culpado tu falta de fuerza de voluntad por tus fracasos?


- Dietas

- Ejercicios

- Proyectos

- Otros?

Error #2: Cambiar todo al mismo tiempo.

Este error es sumamente común, cuando decidimos aprender algo nuevo. Si decides hacer un curso de repente queremos tener la casa en orden, hacer ejercicios, lavar la ropa, etc, etc, etc. Y así llenas tu día de actividades que no te acercan a tu meta. Te crees “Flash” y la motivación que te llevó a tomar esta decisión te lleva a creer que lo harás.


Pero en realidad, después de un tiempo lo más probable es que tus energías se agoten y no quieras continuar, al estar agotado, no tienes fuerza de voluntad y renuncias a tu meta inicial y con ella tu motivación y volvemos al error #1 Es que no tengo Fuerza de Voluntad.


Trabajar todos los días por mejorar el 1%, te aseguro te dará mejores resultados que querer llevarte el mundo por delante y hacer todo lo que por años no has hecho. Sé realista, es mejor conocer tus oportunidades y enfocarte en ellas que pensar que todo lo puedes hacer y no lograr nada.


La fábula de niños que te presento más abajo, tiene un gran aprendizaje en relación al logro de nuestros objetivos:


En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era el animal más veloz del bosque, y que se pasaba el día burlándose de la lentitud de la tortuga.


- ¡Eh, tortuga, no corras tanto! Decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:

- Liebre, ¿vamos hacer una carrera? Estoy segura de poder ganarte.

- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.

- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy engreída, aceptó la apuesta prontamente.


Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho ha sido el responsable de señalizar los puntos de partida y de llegada. Y así empezó la carrera:

Astuta y muy confiada en sí misma, la liebre salió corriendo, y la tortuga se quedó atrás, tosiendo y envuelta en una nube de polvo. Cuando empezó a andar, la liebre ya se había perdido de vista. Sin importarle la ventaja que tenía la liebre sobre ella, la tortuga seguía su ritmo, sin parar.


La liebre, mientras tanto, confiando en que la tortuga tardaría mucho en alcanzarla, se detuvo a la mitad del camino ante un frondoso y verde árbol, y se puso a descansar antes de terminar la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga seguía caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.


No se sabe cuánto tiempo la liebre se quedó dormida, pero cuando ella se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a tan solo tres pasos de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!


¿Eres como la libre confiada y engreída o como la tortuga que a pesar de las circunstancias se enfoca, continua en la carrera y logra lo que se propone?

Error #3: Fijarse metas muy grandes.

No está mal soñar con algo grande, pero tienes que tener claro cómo vas a construir ese camino para llegar. Primero necesitas entender qué significa esa meta, cómo lo vas a lograr, necesitarás ayuda de quien, puedes hacerlo solo, los tiempos son muy largos…


Cuando ponemos grandes metas y sobre todo si para lograrlas requieren mucho tiempo podemos experimentar todos los errores anteriores por no planificar y dividir las metas en pequeños motivadores de éxito.


Si hay una carrera para niños de 9 meses a 3 años, sin diferenciar las categorías, cuáles niños crees que llegarían a la meta, los mayores o los pequeños menores de un año? Por supuesto que los mayores.


¿Si fueras el bebé cómo te sentirías?


Sería una carrera injusta, te frustrarías, es imposible ganar! Perderías la motivación en los primeros intentos. Por eso, debes dividir tu gran meta en pequeños triunfos, eso te ayudará a conseguir tener el control, mientras vas mirando que te vas acercando a tu gran meta. Es más realista, lo que te hace sentir más confiado para continuar.


¿Tienes una gran meta? ¿En cuántas partes entiendes que debes dividirla?

Error # 4: No contar con un plan.


“Si un proyecto sigue estando en su cabeza, es que aún le quedan cosas por planificar”. Organízate con eficacia (2001), David Allen.


Si tienes tu proyecto en la cabeza, entonces todavía es un sueño. Y a pesar de que los sueños son los motivadores para empezar algo, sin un plan permanecerán en el mismo lugar.

Cuando planificas, puedes evaluar opciones de caminos a seguir, diseñar estrategias para visualizar la meta, prevenir riesgos y muchas cosas que en tu mente no las vas a ver sino cuando estén delante de ti. Por eso la importancia de colocar el plan en blanco y negro.

Si confías en tu mente para hacer las cosas,

- ¿Qué pasará cuando tengas que resolver algún imprevisto?

- ¿Cómo podrás responder, re-planificar, entender cuál actividad está pendiente, cuál

puedes mover?

- ¿Cómo sabrás si te falta poco o mucho?


Normalmente las personas siguen un plan y planifican más tiempo de lo que ejecutan. Tienen menos imprevistos y riesgos. Pero el que no planifica se convierte en un apaga fuegos hasta que en la mayoría de casos se desmotiva hasta abandonar.

¿Con cuál de estos errores más te identificas?

Cuéntame tu experiencia.

Foto: Freepik.com


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